Debemos clamar a Dios en medio de nuestras enfermedades y dolores; él nos escucha y está presto a obrar.
En el Salmo 107:19-20 vemos que el pueblo de Israel recuerda un momento en el que se había sentido angustiado. Cuando clamaron a Dios, él les dio salvación y sanidad.
Dios envió su palabra para sanarlos a través de alguien (¿un ángel?) y los rescató de la muerte, pues la situación era grave.
Pero no hay nada imposible para Dios cuando está en su corazón la decisión de sanar. Proverbios 4:20-22

RELATO BIBLICO

Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo.
(Proverbios 4:20-22)